A pesar de su notable desarrollo tecnológico, la humanidad aún no sabe, con precisión, cual es el origen del mar. Se calcula que el agua ocupa el 71% de la superficie del planeta tierra. No obstante, la ciencia sigue evaluando cómo se formó esa gran masa acuática y uniforme, que los geógrafos insisten en dividir en océanos distintos. Una última teoría afirma que parte del mar podría haber sido consecuencia de la colisión de cometas con la tierra.

Esa hipótesis reciente de que el mar es una creación de cuerpos celestes del espacio ha tomado fuerza gracias a los resultados de un último estudio del Instituto Max Planck, de Alemania, dirigido por el oceanógrafo Paul Hartogh. Un cometa analizado, el Hartley 2, posee agua muy similar a la del mar, en su composición química D/H (Deuterio/ Hidrógeno). Los científicos han concluido que este cometa proviene de una lejana región denominada “Cinturón de Kuiper”, más allá de la órbita del planeta Neptuno, y que fueron esos cometas los que, al chocar con la tierra, habrían formado los océanos,

Paul Hartogh dice que al menos 10% del agua de la tierra provino de los cometas y que el resto igualmente procede de “asteroides ricos en agua”, según difundió la National Geographic en el 2013. Estos estudios han provocado una gran controversia porque hasta el siglo pasado, todas las teorías de la historia de la formación del mar apuntaban a que éste se formó por condensación de la atmósfera primitiva o bien por desprendimiento del agua y gases contenidos en el interior de nuestro planeta.

La vida comenzó en el mar

Las divisiones geológicas de la tierra aluden a que en el período inicial llamado Pre-cámbrico la única vegetación que existía en el mundo era la de las algas, mientras la tierra “firme” era un conjunto de campos de lava y vapor de agua. Torrenciales lluvias dieron lugar a ríos y mares que avanzaban y retrocedían y que fueron conformando los continentes. El mar era el escenario de la vida inicial en el planeta. Animales invertebrados como las esponjas, trilobites y medusas son las primeras especies que surgen en el planeta, todas ellas marinas.

Los primeros vertebrados también surgieron en el mar, como los escorpiones gigantes. Hay una teoría, que la ciencia admite unánimemente, que en el período Devónico (hace diez millones de años) se da otro ciclo de lluvias torrenciales, los mares se elevan y se inicia la “edad de los peces”, aunque también aparecen los primeros anfibios. La vida pasa del mar a la tierra, pues las especies buscan alimentarse de las primeras plantas. El agua cubría la mayor cantidad de países que hoy se conocen, especialmente Europa, absolutamente sumergida.

Ese desarrollo de la tierra en eras geológicas ya no admite mayor discusión: el mar fue la fuente inicial de la vida. Es el enigma del origen del mar lo que se mantiene en controversia: ¿el mar vino del cielo o se formó en el interior de la tierra? ¿Tendrá razón Hartogh sobre los asteroides que colisionaron con nuestro planeta para dar paso a la formación del mar? Otra hipótesis afirma que los océanos deben tener una antigüedad de cuatro mil millones de años.

El oceanógrafo inglés M. Grant califica a la tierra como “el planeta del agua”. Para él, “la corteza terrestre se solidificó y el agua fue extraída del interior de la Tierra y ha ido acumulándose en las depresiones”. El griego Tales de Mileto fue el primer sabio en demostrar que “el agua es la esencia de la vida en el planeta y en la conformación del hombre”. Ya se sabe que el cloruro sódico (sal común) es el compuesto más importante en el agua del mar y que ésta posee, además, todos los elementos químicos conocidos, aunque en una pequeña proporción. El agua posee el gas nitrógeno, fosfatos, hierro, sílice, en fin, y su composición química ha sido analizada por la ciencia moderna.

El enigma continúa. Los científicos señalan que los fondos “abisales” del mar (algo así como los abismos de los abismos marinos, a diez mil metros de profundidad) aún contienen enormes zonas inexploradas, con especies animales y vegetales sin analizar, de formas y vida misteriosa, no inventariadas ni bautizadas por la biología ni la zoología. Quizá en esas profundidades submarinas se encuentre el origen de los océanos, que las escrituras bíblicas señalan que fueron separados por la mano divina en el génesis de la tierra y que Paul Hartogh afirma que el mar vino de los asteroides celestes.